miércoles, 25 de julio de 2007

El hombre sin colores

En los grises de la ciudad se encontraba un hombre de mirada perdida y vacia mostrando el reflejo d su frio y palido corazón; quien camina en las ceras d las calles. En un momento esta mirada cobro sentido al darse cuenta de un bolso de innumerables colores nunca antes vistos por aquel hombre que contrastaba con la acromatía de la ciudad y porque no decir tambien de su vida. El no pudo con la intriga despertada de su asombro y tomo aquel bolso, entonces lo abrió. Encontró en aquel bolso semillas y cada una con un color y forma particular. Desde ese entonces encontro un sentido a su vida, y comenzó sembrando una semilla. Paso poco tiempo para que la semilla de origen a una hermosa flor de singularidad similar a la semilla y se fue ilusionando de aquella. Estaba feliz de aquella flor era la ilusion d un color mas en su vida acromática, y sumo un color mas en su acromático camino en la vida. Pero con el tiempo esta flor perdió color que reflejo en su vida. Entonces tomó otra semilla de otro color la planto y luego se ilusiono por ella, pero esta vez con mas fuerza pensando que esta flor no hiba perder su color como la anterior. La cuidó mas que la anterior y aun asi esta flor se marchito al igual que la otra. Y con la obsesión por la falta de colores empezo a sembrar y sembrar mas flores y el bolso nunca quedaba vacio. Pero él ya estaba cansado de aglomerar tanta desilusión y dejo d lado aquel bolso y retomo el vacio de su vida. Caminó y caminó por las calles de la ciudad con la esperanza de encontrar algo diferente que cambiara y tomara fin en su vida acromática. No halló nada y sus piernas ya estaban vencidas asi que decidió retornar a casa. En casa, se encontro con el desastre de aquel jardín con las flores marchitas y creió el que si las cuidaba con más ternura y tranquilamente podia hacerlas recobrar su color. Y fue así, conversaba con cada una las empezaba a conocer y las flores asimilaban el cariño puesto por aquel hombre, mostrándolo con recuperar su color. Ya con el pasar del tiempo el hombre se da cuenta que tenia un hermoso jardín con muchos colores, formas y aromas; y entendió que ahora no estaba solo, ni vacio y sin colores.

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