Si me enseñas la ciencia de escucharte
prometo amarte en silencio:
pensar; cuando sonrias,
que soy yo el que rosa tus labios
y el causante de esa sonrisa.
Poblar tu mundo de sueños
con lirios de amor.
Pero si me acostumbras a hablar;
y a ser adictos de tus orejas,
te prometo odiarte,
y maldecirte
hasta que mi voz se apague...
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